martes, 14 de marzo de 2017

Los cuatro elementos en la Astrología


A lo largo del tiempo, muchas culturas incluyen en sus tradiciones, cuatro elementos como energías fundamentales del cosmos, es curioso como aún siendo culturas diferentes entre sí, resultan notables semejanzas en las características de estos elementos, eso sí, con distintos términos como pueden ser: prana, fuerza vital, chi, éter...

Tradicionalmente, los elementos se dividieron en dos grupos:
Por una parte, el agua y la tierra  que son elementos femeninos, o yin. Son auto-represivos, viven más dentro de sí mismos, no se permiten expresar su energía esencial hacia afuera sin cautela y previsión.
Y en otro grupo el aire y el fuego que son elementos masculinos o yang. Son auto-expresivos, sacan fuera sus energías y expresan su sustancia vital sin reservas. Los de fuego mediante la acción, los de aire mediante interacción social, intercambio de ideas y expresión verbal. Cada elemento llevaba asociado en si unas esencias básicas, así el agua simbolizaba los sentimientos, las emociones, la sociabilidad. El aire simbolizaba el pensamiento, el intelecto, la inteligencia, la libertad. El fuego simbolizaba la agresividad, lo constructivo y destructivo, la acción, la pasión, la necesidad. La tierra representaba lo inmóvil, la fecundidad, lo estable, la estructura, el soporte, el alimento y la posesión.

En la ciencia moderna podemos observar que, la materia puede modificarse a partir distintos estados o fases, denominados estados de agregación de la materia, en relación con las fuerzas de unión de las partículas (moléculas, átomos o iones) que la constituyen. Todos los estados de agregación poseen propiedades y características diferentes; los más conocidos y observables son cuatro, llamados fases sólida, líquida, gaseosa y plasmática. Los cuatro elementos simbolizaban estos estados de la materia descritos en la física: la tierra es sólida, el agua  líquida, el aire es gaseoso y el fuego es plasma o energía radiante. También podemos decir que representan las cuatro necesidades primarias de todo organismo avanzado: aire, agua, tierra (o alimento) y fuego (calor).

Todos los cuerpos se componen de los cuatro elementos. El estado sano consiste en el equilibrio y la distribución apropiada de estos cuatro elementos, y la enfermedad es su desarreglo. 

En algunas doctrinas esotéricas se habla de la cualidad que cada elemento debe vencer para progresar espiritualmente: El fuego la ira, la tierra el apego, el agua la pasión y el aire la codicia.
Y las lecciones que cada uno debe aprender: El fuego necesita aprender a amar. El agua necesita aprender la paz. El aire necesita aprender la hermandad. La tierra necesita aprender el servicio.

Se podría afirmar que la base de la astrología radica en la presencia de estos cuatro elementos, pues el sistema de signos (la rueda de los doce signos del zodíaco), no es más que la triple sucesión de estos cuatro elementos, cuya principal variación está en la modalidad con la que surgen, lo cual se conoce como modalidad “cardinal”, “fija” y “mutable”.
Este es el juego del zodíaco: cuatro elementos y tres modalidades, lo cual, al multiplicarlo, da como resultado los doce signos. Tanto el sistema de planetas, como el sistema de casas (lenguajes fundamentales de la astrología) son incomprensibles si no nos detenemos un momento en el primer sistema, el sistema de signos, y más aun, si no profundizamos en la presencia de los elementos que lo conforman.
Por lo tanto, según estos principios, dentro de nosotros tenemos los cuatro elementos básicos de la naturaleza e intentar equilibrarlos significa la evolución física y espiritual. Cada uno de nosotros tiene de principio su propio equilibrio de los elementos obtenido al nacer, de los cuales siempre hay algunos que predominan por encima de los otros y a estos debemos prestar especial atención.

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