sábado, 13 de marzo de 2021

Mitología de Tauro

Una de las relaciones mitológica con el signo de Tauro la encontramos en famoso mito de Minotauro del griego Μινώταυρος, Minótauros, Toro de Minos. 

Siendo hijo de Zeus y de Europa, Minos, pidió al dios Poseidón apoyo, para suceder al rey de Creta y ser reconocido como rey por los cretenses, quienes cuestionaban su autoridad. Poseidón lo escuchó e hizo salir de los mares un hermoso toro blanco, al cual Minos prometió sacrificar como ofrenda en agradecimiento a Poseidón. 

Viniendo este toro de un dios, era increíblemente poderoso y hermoso. Su pelaje era de un deslumbrante color blanco y sus músculos eran duros como el granito. Los pobladores de Minoa, incluido el rey Minos, quedaron encantados con el toro. 

Minos, maravillado por sus cualidades, lo ocultó entre su rebaño y sacrificó a otro toro en su lugar, esperando que el dios del océano no se diera cuenta del cambio.
Al conocer lo ocurrido, Poseidón se llenó de ira y para vengarse, inspiró en Pasífae, esposa de Minos, un deseo incontenible por el hermoso toro blanco. 

Pasífae solicitó la ayuda del mayor inventor de Minoa: Dédalos quien tenía una solución para el problema de su reina. Construyó una gran vaca de madera, la cubrió con piel de vaca y la colocó en uno de los pastos favoritos del toro. Luego le dijo a Pasífae que se escondiera dentro de la vaca y esperara a que pasara el toro. Este engaño hizo que el toro enviado por Poseidón y la esposa del rey Minos fueran los artífices de engendrar un ser híbrido, mitad hombre y mitad toro, llamado "El Minotauro".

Sin embargo, el castigo de Poseidón no acababa ahí...Poseidón hizo que el Minotauro solo gustase de alimentarse de la carne humana , y conforme crecía se volvía más salvaje. Cuando la criatura se hizo incontrolable, Minos ordenó a Dédalo construir una jaula gigantesca de la cual el Minotauro no pudiera escapar.

Dédalo entonces construyó una estructura gigantesca compuesta por cantidades incontables de pasillos que iban en distintas direcciones, de los cuales sólo uno conducía al centro de la estructura, donde el Minotauro fue abandonado. Esta trampa diseñada para el Minotauro fue denominada como el laberinto de Creta.

El Minotauro, Circa 515 a.C., Atenas
Fotografía de Marie-Lan Nguyen



El toro como animal sagrado:


Desde épocas remotas, el Toro, símbolo de Tauro, ocupó un lugar importante, en la vida de los seres humanos, como animal sagrado. Es así como podemos encontrar numerosas representaciones y la presencia de este animal, rodeando la historia de la humanidad, en diversas culturas, desde la prehistoria hasta la actualidad.

Los uros están representados en muchas pinturas rupestres europeas del Paleolítico, como las que se encuentran en Lascaux y Livernon en Francia, es posible que se pensara que su fuerza vital tenía cualidades mágicas, ya que también, se han encontrado tallas tempranas de los uros. El uro euroasiático (Bos primigenius primigenius o Bos taurus primigenius)​ es un mamífero extinto perteneciente al género Bos, de la subfamilia Bovinae.

Los impresionantes y peligrosos uros sobrevivieron hasta la Edad del Hierro en Anatolia y el Cercano Oriente y fueron adorados en toda esa zona como animales sagrados.

Cabezas de toro de Catal Hüyük, Museo de las Civilizaciones de Anatolia

Fotografía de: 
Stipich Béla


En Sumeria la entidad guardiana Lamassu es representada en ocasiones como un ser híbrido , con cuerpo de toro o león, alados y con cabeza humana.
Lamassu representa los zodiacos, estrellas madre o constelaciones. En los inicios Lamassu era una deidad femenina llamada Lamma.

                               Lamassu, Persépolis
Diego Delso, delso.photo , Licencia CC-BY-SA



Diosa Lamma, Irak, período Isin-Larsa, 2000-1800 a.C., bronce, arcilla cocida.
Museo del Instituto Oriental, Universidad de Chicago.



En la mitología sumeria, Tauro se relaciona con la leyenda de Innana, diosa del amor y del placer. Ésta se sintió atraída por Gilgamesh, pero él la rechazó. Innana pidió
entonces a su padre, Anu, que crease un toro celeste para atemorizarlo, pero Gilgamesh mató al toro, ayudado por Enkidu y ambos ofrecieron su corazón al Sol, siendo éste el origen sumerio del signo de Tauro.


Encontramos así mismo, la figura del toro sagrado en Egipto, destacando entre sus representaciones, tres toros en las figuras de: Bujis, Mnevis y Apis.

Bujis (nombre griego) o Baj (nombre egipcio) es el nombre que recibía el toro considerado la encarnación de Ra y Osiris en la mitología egipcia; también era el ka o fuerza vital de de Montu. Estaba relacioanado con el poder germinador y la fecundidad del suelo. Se elegía un toro salvaje como encarnación de Montu, y era venerado como tal. Con el tiempo los criterios para elegir el toro se hicieron más rígidos, eligiendo toros con el cuerpo blanco y la cara negra. Cuando estos toros (o sus madres) morían eran momificados, y se llevaban a un cementerio conocido como el Bujeum. Las madres fueron consideradas como representaciones de Hathor, la madre de estas deidades.

Apis (nombre egipcio: Hap, Hepu; nombre griego: Apis (Απις), Epafos), el toro sagrado, fue un dios solar, de la fertilidad, y, posteriormente, funerario, miembro de la corte de los dioses del antiguo Egipto.
Hijo de Isis, como vaca, fecundada por un rayo del Sol. El toro Apis era sagrado en el antiguo Egipto. Desde el Imperio Nuevo se le consideraba el heraldo de Ptah, su Ka, luego de Osiris, y más tarde de Sokar. Por esto último, llegó a considerarse una de los integrantes del panteón de dioses egipcios asociados con la muerte. Fue venerado en Menfis, desde épocas de las primeras dinastías, como dios relacionado con la fertilidad de los rebaños, con el Sol y el dios del Nilo. Su culto pasó a Alejandría en la época ptolemaica, siendo muy popular entre griegos y romanos. A diferencia de los cultos de la mayoría de las otras deidades de Egipto, la veneración al toro Apis fue adoptada por los griegos, después, por los romanos, perdurando hasta casi el siglo IV.
Ptolomeo I Sóter introdujo el culto a Serapis, dios sincrético, con elementos mitológicos griegos y egipcios. El culto a Serapis perduró hasta el año 385, cuando los cristianos destruyeron el Serapeum de Alejandría, y, posteriormente, su culto fue prohibido por el decreto Teodosio I.

Mnevis (transliteración: Mr-wr, llamado Merur por los egipcios) es el nombre griego del toro sagrado del Antiguo Egipto, encarnación terrenal del dios Ra​ y mediador del dios Atum. 


En Roma la representación más importante respecto al toro estuvo en el culto a Mitra, una divinidad persa, que adoptaron las legiones romanas. Mitra era una divinidad de la luz y la cordura, que a menudo sus seguidores representaban matando al Toro Sagrado «Taurobolio».

La Tauroctonía es el nombre moderno que se da a la imagen principal del culto mitraico romano, en la que se representa a Mitra matando un toro, sea como pintura o como relieve escultórico, la escena de Mitra sacrificando el toro es de representación obligada en cada mithraeum, al menos una vez y en la pared más alejada del espacio donde tenía lugar la actividad ritual. Por lo general, en la mayoría de las escenas, aparecen también un can, una serpiente y un escorpión. Muchos relieves incluyen un pájaro, identificado con el cuervo, en algún lugar de la escena. Asimismo, no es infrecuente, sobre todo en los relieves del Rhin y del Danubio, que las escenas de tauroctonía incluyan un cáliz y un león. Los signos de las doce constelaciones zodiacales (Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario, Piscis, Aries, Tauro, Géminis) y alusiones a siete "planetas" son comunes en los relieves y los frescos.

Según las investigaciones de Karl Bernhard Stark en 1879, todos los demás elementos de la tauroctonía, excepto el mismo Mitra, tienen también evidentes correlaciones astrales. Las constelaciones de Tauro (toro) y Scorpius (escorpión)​ se encuentran en puntos opuestos del zodíaco y entre ellas en una estrecha banda, está una sección del cielo, en la que se encuentran las constelaciones caninas (Canis Major, Canis Minor o Lupus) la serpiente (Hydra), los gemelos (Géminis), el cuervo (Corvus), la copa (Crater), el león (Leo), y la estrella de la "espiga" (Spica, Alpha Virginis) tal y como aparecían en el cielo los veranos de finales del primer siglo.

Al igual que en la descripción de Porfirio de los ritos mistéricos, la Luna también se asocia con un toro y Tauro es su "exaltación". La interpretación más obvia se refiere a la precesión de los equinoccios. En esta interpretación, la muerte del toro simboliza el fin de la Era de Tauro y el comienzo de la Era de Aries, mostrando algunos paralelismos con otras religiones antiguas.


Bajorrelieve del siglo II-III que representa una tauroctonia, Mitra sacrificando el toro sagrado.
Fotografía: Jastrow 


Entre los usos medievales y más actuales, encontramos que por ejemplo, la práctica del toreo en la Península Ibérica y el sur de Francia, está relacionada, con las leyendas de Saturnino de Toulouse y su protegido en Pamplona, Fermín. Estos están inseparablemente vinculados a los sacrificios de toros por la forma vívida de sus martirios establecidos por la hagiografía cristiana en el siglo III.

En algunas tradiciones cristianas, los belenes se tallan o ensamblan en Navidad . Muchos muestran un toro o un buey cerca del niño Jesús, acostado en un pesebre. Las canciones tradicionales de Navidad a menudo hablan del toro y el burro calentando al bebé con su aliento. Esto se refiere al comienzo del libro del profeta Isaías, donde dice: "El buey conoce a su dueño y el asno el pesebre de su amo". (Isaías 1: 3).
El buey también es el símbolo de Lucas el evangelista.

Los bueyes son uno de los animales sacrificados por los creyentes ortodoxos griegos en algunos pueblos de Grecia. Está especialmente asociado a la fiesta de San Charalambos. Esta práctica de kourbania ha sido criticada repetidamente por las autoridades eclesiásticas.

Todas estas representaciones o rituales y prácticas asociadas al Toro, entre otras muchas que no han sido citadas, pueden demostrar, como este animal, ostentó siempre un lugar prominente, siendo alabadas sus virtudes en diferentes culturas y épocas del mundo, considerado un poderoso dios en muchas de ellas y superando el paso del tiempo, sobreviviendo hoy una reminiscencia al toro sagrado en varias tradiciones taurinas y en el cielo nocturno en la constelación Tauro.

domingo, 28 de febrero de 2021

Mitología de Aries


En la mitología Griega una referencia al signo de Aries, la podemos encontrar en el mito de Hele y Frixo. 

La trama de este mito se inicia con un rey griego, Atamante, gobernante de Coronea, quien tuvo dos hijos con la diosa nube Néfele llamandose estos Hele y Frixo.
Atamante se enamora de la princesa Ino, quien al convertirse en su esposa planea la muerte de sus herederos para que fueran sus propios hijos los que aspiraran al trono.
Es así que Ino convenció a las mujeres del país para que tostaran el grano destinado a la siembra del trigo, diciéndoles que así crecería más, por lo que nada brotó, cuando los hombres lo sembraron. Ino consiguió convencer de nuevo a las mujeres de que el trigo no había crecido, porque los dioses no estaban contentos, así que Atamante consultó entonces el oráculo de Delfos, e Ino sobornó al emisario de su marido, que trajo la respuesta de que para acabar con la carestía se debía sacrificar a Frixo. 

Nefele imploró ayuda a los dioses, que respondieron enviando un carnero mágico alado, llamado Crisómalo, su lana era de oro y tenia el don del habla.
Los hermanos Hele y Frixo escaparon a lomos del animal, que los condujo por los aires fuera de los territorios griegos en dirección a Asia.
Al cruzar el estrecho que separa la Grecia continental del Asia Menor, la hija de Nefele, Hele, cayó al mar y se ahogó: desde entonces, aquel estrecho es denominado Helesponto o Mar de Hele. 
El carnero llevó al afligido Frixo hasta la Cólquida, a una playa del mar Euxino donde reinaba Eetes. Este lo acogió con gran hospitalidad y le ofreció en matrimonio a su hija Calcíope. Agradecido por su acogida, Frixo sacrificó a Crisómalo y le ofreció su piel al rey. Este consagró el vellocino a Ares y lo colgó en la encina de un bosque, donde iba a estar protegido por los toros que pastaban ahí y por un feroz dragón. 
Al ver esto, Zeus ascendió a Crisómalo hasta los cielos nocturnos, convirtiéndolo en la constelación de Aries.

Atamante preso dalle Furie, Arcangelo Migliarini, 1801
Atamante preso dalle Furie, Arcangelo Migliarini, 1801


Antiguo fresco romano encontrado en Pompeya, ahora en el Museo Arqueológico de Nápoles; ilustración de libro de 1902 o anterior.




En Grecia podemos encontrar otras vinculaciones con el signo de Aries en la imagen de Palas Athenea la diosa valiente y guerrera a quien se representaba con un carnero sobre su yelmo, nacida de la cabeza de Zeus, completamente armada y dando un grito de guerra. 


Athena Giustinian
Fotografía de Tetraktys


También lo reconocemos en el dios Ares, hijo de Zeus y Hera quien personificaba la valentía, la fuerza incansable, se le consideraba rey de la virilidad masculina, protector del olimpo y de los ejércitos, caudillo de los rebeldes, de los hombres justos y ayudante de los débiles.


https://commons.m.wikimedia.org/wiki/File:Fresco_of_a_statue_of_Mars_in_the_House_of_Venus,_Pompeii_(3824215212).jpg#mw-jump-to-license
Fresco de una estatua de Marte en la Casa de Venus, Pompeya
Fotografía de Carole Raddato


En Egipto a Aries se le asocia con el dios solar Amón representado en forma de cabeza de carnero. Amón-Ra en este período (siglos xvi al xi a. C.) ocupaba la posición de divinidad trascendental, creadora de sí misma por excelencia, era el dios de los pobres y de la piedad personal. Como la principal deidad del Imperio egipcio conquistador, Amón-Ra también llegó a ser adorado fuera de Egipto, de acuerdo con el testimonio de historiógrafos. Amón llegó a ser identificado con Zeus en Grecia o con Júpiter en Roma
Ayudando a los que viajaban en su nombre, se convirtió también en el Protector del camino. Amón mantenía los principios de Maatverdad, justicia y bondad. 
Los que querían adorar a Amón primero tenían que mostrar que eran dignos de estar en su presencia y dignos de decirle sus pecados a Amón. 

Posteriormente, cuando Egipto conquistó Kush, los egipcios identificaron a la principal deidad de los kushitas como Amón. Esta deidad estaba representada con una cabeza de carnero, más específicamente un carnero lanudo con cuernos curvos. Amón se asoció así con el carnero. Una deidad solar en forma de carnero se puede remontar a la cultura de Kerma en Nubia, contemporánea del Imperio Antiguo de Egipto. Puesto que los carneros eran considerados un símbolo de virilidad, Amón también se convirtió en un dios de la fertilidad y así comenzó a absorber la identidad de Min, convirtiéndose en Amón-Min.

A medida que el culto de Amón crecía en importancia, Amón se identificó con la deidad principal que era adorada en otras áreas durante ese período, el dios del sol Ra. Esta identificación condujo a otra fusión de identidades, con Amón convertido en Amón-Ra.


Gran Templo de Amón o Templo de Karnak
Fotografía de 
Luciobocchi




Zeus-Amón
Fotografía de Hubertl