Para
encontrar los primeros indicios sobre conocimientos astrológicos debemos
remontarnos a la antigua Babilonia, la admiración de los
cielos y la predicción de los acontecimientos a través de ellos.
Los registros más antiguos que se conservan sobre
los conocimientos matemáticos y astronómicos de los babilonios corresponden al
reinado de la dinastía Hammurabi (del 1800 al 1600 a.C.).
Los sacerdotes caldeos observaban el
cielo anotando las posiciones relativas de los planetas y la Luna, necesarias
para el establecimiento del calendario lunisolar. Después de siglos de paciente
observación, registrando todos los sucesos se comenzaron a dar
las primeras predicciones las cuales no estaban referidas al carácter o el
comportamiento de las personas, sino que se trataba de pronósticos de tipo meteorológico,
inundaciones, cosechas y el futuro del reino. Sin embargo y aunque el rastro sobre el origen de
nuestras constelaciones lo encontramos entre los sumerios, son los
sacerdotes-astrónomos o astrólogos del Antiguo Egipto, los que transmitieron
sus observaciones de la bóveda celeste a los griegos, quienes a su vez, fueron
fuente de conocimiento para los astrónomos y científicos de la Edad Media.
Durante la campaña militar de Napoleón Bonaparte en
Egipto (
expedición que contaba con un preparado ejército militar y una comisión
de artes y ciencias) con el objetivo de realizar un trabajo de investigación
arqueológica, creyeron encontrar el origen de las constelaciones, los
resultados fueron publicados en 1822 en L’Institut d’Etudes Egiptiens.
Fue a finales de 1799 cuando el oficial ingeniero
Pierre Bouchard, que trabajaba en una obra de fortificación cerca de las Ruinas
de Qsar ar-Raschid, cerca de la ciudad de Rossetta, encontró la famosa Piedra
Rosetta. En ella aparecía un texto que resultó ser el Decreto de Memphis escrito
en tres lenguas: Jeroglífico egipcio, griego y demótico. Durante la misma
campaña el General Dexais descubrió en la cercanías de Denderah, un templo del
que se sorprendió nada más verlo ya que los capiteles de las columnas
representaban cabezas de mujer dotadas de orejas descomunales; más tarde se
supo que provenían de la época de Cleopatra. En una de las salas estaban
representadas un conjunto de figuras humanas y de animales, entre las que se
distinguen perfectamente los doce signos de las constelaciones del zodíaco.
Para poder realizar un estudio más profundo se construyó un molde de escayola.
Para los arqueólogos, este podría ser el zodíaco más antiguo de la historia, y
desde entonces se conoce como El Zodíaco de Denderah.
Las copias y el vaciado del planisferio de Denderah
fueron llevadas a París allí fueron
examinados por el astrónomo Jean Baptiste Biot profesor de Física del Collège
de France, quien identificó inmediatamente las constelaciones zodiacales
helénicas dispuestas en el sentido de las manecillas de un reloj, sobre un
círculo descentrado, evidenciando una proyección ecuatorial.
Oficialmente se había encontrado el zodíaco más
antiguo de la humanidad, lo que despejaba la duda sobre el origen de las constelaciones
y del nacimiento de la Astronomía. Los legendarios sacerdotes egipcios eran los
artífices.
Esta tradición astrológica se extiende al mundo
griego con las conquistas de Alejandro Magno (300 a.C.) , tradición que es
aceptada rápidamente ya que cazaba a la perfección con las ideas Platónicas y
Pitagóricas predominantes en la sociedad griega. La palabra zodíaco viene del
griego zoé-diakos, rueda de la vida. Sin embargo hay que destacar que la
astrología llegó a Grecia por dos caminos: Babilonia y Egipto.
Desde Babilonia gracias a Beroso, sacerdote de Marduk, quien fundó una escuela de Medicina y Astrología, en la isla griega de Cos hacia el año 280 antes de Cristo. Allí escribió Babyloniaca, obra en tres volúmenes,
donde expone sus conocimientos y la información traída de su país.
La astrología egipcia tiene su base en los llamados
decanos, periodos de 10 días, cada uno de los cuales se hallaba bajo la
protección de un dios representado por una estrella o grupo de estrellas. En
total había 36 decanos y se usaban esencialmente para seguir el ciclo de Sirio
(Sothis), cuyo levantamiento helíaco daba comienzo al año egipcio. El
levantamiento helíaco del resto daba comienzo a distintas partes del año, las
décadas.
Como es natural, lo que comenzó siendo una forma de medir el tiempo se
tornó en un sistema predictivo relacionado, además, con otros campos como la
alquimia, las piedras y plantas mágicas... Esta escuela culminó en un libro
escrito por dos personajes llamados Petosiris y Nequepso (probablemente
legendarios) sobre el año 160 a.C.
Según la astrología el cielo fue dividido en 88 constelaciones que
formaban diferentes figuras, ya sean objetos, animales o personajes. De estas
88 constelaciones hay 12 que comparten la característica en común de que el Sol
pasa a través de ellas una vez al año durante una determinada época.
El Zodiaco "el camino de los animales",
consta de 12 constelaciones que son: El Carnero, Acuario, El Cangrejo, La Cabra
Marina, El Escorpión, Los Gemelos, El León, Los Peces, El Toro, La Balanza,
Sagitario y La Virgen; sin contar la constelación de Ofiuco "El
Serpentario", que algunos le consideran la 13ª constelación del Zodíaco. Dichas
constelaciones fueron, originalmente, llamadas Casas o mansiones, pues la Luna,
el Sol y los planetas, residen o pasan un tiempo por estas.
Los
astrólogos utilizan la fecha y la hora exacta de nacimiento para conocer en qué
signo del zodíaco estaba cada planeta en el momento de nacer. Mirando la forma
en que se sitúan los planetas en el momento del nacimiento se puede hacer un
perfil completo y específico de los rasgos de la personalidad del sujeto y sus
perspectivas en el futuro.
Diferentes
culturas a lo largo de los siglos han utilizado la astrología de diferente
manera. No hay una práctica unificada o una teoría detrás de la astrología.
Desde la antigüedad, la astrología ha evolucionado, si bien aún hoy se utilizan
muchos de los métodos que se utilizaban en sus inicios.